Este martes, Ucrania conmemora un trágico hito: 1000 días desde el inicio de la invasión a gran escala por parte de las fuerzas armadas rusas, un conflicto que ha dejado profundas huellas en la población y el territorio del país. Según los últimos datos de las Naciones Unidas, el saldo humano es devastador: hasta la fecha, han muerto 12,162 civiles y al menos 26,919 personas han resultado heridas desde el comienzo de la guerra en febrero de 2022.
Además, el conflicto ha causado enormes daños a la infraestructura del país, con más de 3,400 escuelas y hospitales destruidos o gravemente dañados. La crisis también ha provocado un éxodo masivo, con alrededor de 10 millones de ucranianos obligados a huir de sus hogares para escapar de los horrores de la guerra.
En este contexto, el coordinador residente de las Naciones Unidas en Ucrania, Matthias Schmale, expresó su preocupación por la situación y destacó la importancia de continuar con el apoyo humanitario. En un comunicado, Schmale señaló que mientras los ucranianos se preparan para afrontar otro invierno en guerra, la solidaridad de la comunidad internacional y el respaldo de la ONU deben mantenerse firmes.
“Insto a la comunidad internacional a que se solidarice con Ucrania”, afirmó Schmale, subrayando la urgencia de que el mundo no dé la espalda a la devastación que atraviesa el pueblo ucraniano.
A medida que el conflicto se prolonga, el país se enfrenta a nuevas dificultades, pero también a un renovado llamado a la acción para asegurar que la asistencia llegue a quienes más lo necesitan. La guerra, que ya ha marcado un antes y un después en la historia contemporánea, continúa dejando cicatrices profundas en la nación, mientras la comunidad internacional observa y responde ante la magnitud de la crisis.